domingo, 16 de noviembre de 2014

Good night to everyoneeeeee. Lo sé llevo lo más grande sin escribir y menos publicar algún capítulo pero estoy de vuelta. Tengo varios escritos y volveré a subir, espero, con mucha más frecuencia. 
Espero que no os hayáis olvidado de mí, porfipls. Me gustaría que difundierais que sigo escribiendo y sobretodo que disfrutéis del capítulo, os quiero. 


 
Capítulo veintinueve.
ANTERIORMENTE.

- Apuestas, Mag. No sabía que te seguían interesando tanto las apuestas.

Y mi corazón se heló nada más escuchar aquellas palabras. Lo sabía. Por el amor de Dios, claro que lo sabía.



Capítulo nuevo.
Cierro la puerta del coche entre sollozos. Estas malditas lágrimas me están destripando el alma.

Abro el espejo superior y contemplo en él mi desencajada cara. Estoy hecha un completo desastre, tanto por fuera como por dentro. La lluvia me ha cogido de lleno, estoy totalmente mojada, no he podido coger ni siquiera un absurdo paraguas y, para colmo, soy un mar de lágrimas.

Intento dejar de sollozar y limpio como puedo el maquillaje que recorre mi cara.

Miro por el retrovisor y no se ve absolutamente nada. La fuerte lluvia me hace imposible ver si hay alguien merodeando.
Una minúscula parte romántica contenida en mí sale de su escondite y me hace desear con todas sus fuerzas que Harry salga corriendo en mi búsqueda e intente luchar por mí, por nuestro problemático, aunque apasionado, romance. Una muestra de amor como esa es lo único que anhelo en este momento tan confuso y tan exasperante de mi vida.
Malditas películas que nos crean expectativas. 

Rechisto mientras sigo limpiando las lágrimas que no paran de caer desde mis pupilas hasta mis sonrojados pómulos.
Posiblemente no me merezca que Harry me persiga después de como me he comportado con él. Supongo que pedirle un tiempo para aclarar lo que aún siento por Zayn es cruel y egoísta, además de ser, por supuesto, un gesto más que inoportuno e insensible por mi parte.

Pongo las llaves y salgo a toda mecha de la casa que me ha traído tantos problemas y quebraderos de cabeza. Debería haber hecho caso a mi instinto y no haber venido al maldito cumpleaños de Jake. Debería... Mierda. Diviso una figura entre tanta lluvia y acelero mi velocidad. Es de noche y honestamente no me siento muy segura entre estos claros, no tan claros y además desérticos y tenebres.

Ochenta, cien, ciento veinte... Ya no sé a que velocidad estoy yendo. Y de pronto — no podría distinguir si es por mi desequilibrado estado, por la fuerte tormenta o incluso por ambas, — el coche derrapa de una forma incontrolable y un fuerte golpe arrasa de forma destripadora mi cuerpo, dejándome inconsciente sobre la fría, húmeda y solitaria carretera.





Un pitido chirriante y pausado suena una y otra vez por mis alrededores. Sólo quiero que alguien pare ese molesto sonido que cala por mis tímpanos y hace que mi cabeza dé latidos por sí misma.
Es tan irritante...

Luces destelleantes me deslumbran y vuelvo a escuchar ese maldito sonido. Atronador y dañino. Cuando parará... 

Las luces han desaparecido al fin... Todo está oscuro y peligrosamente silencioso. Que demonios está pasando...

Respiro profundamente, centro toda mi atención en mi respiración. Sé que algo va mal, pero aún así respiro pausadamente. Mi corazón bombea, todo fluye a través de mí... Soy un mar de pequeños e inútiles recuerdos que no me especifican absolutamente nada y que me confunden de una manera abismal.

Creo que llevo una eternidad sin saber qué esta pasando. Una eternidad en una especie de limbo que no me deja comunicarme de ninguna manera. Anhelo aquel irritante sonido, ya que era única señal que me hacía sentir conectada al mundo. Sólo sé que el dolor causado por mi cuerpo es profundo e intenso, muy intenso. No puedo concretar que parte me duele más. Básicamente no podría distinguir si hay alguna que no me duela... No, definitivamente todo mi conjunto es desgarrador y doloroso. 
Intento mover mis labios para pedir ayuda, pero éstos no hacen caso a mis peticiones, creo que tras cientos de intentos me estoy acostumbrando a ser rechazada por mi cuerpo.

- ¿Es... Grave? –––– pregunta una voz grave y ronca, sin duda de un hombre, a unos escasos centímetros de mí.

Al escuchar esas dos palabras mi corazón se encoge. Uno de mis sentidos ha tenido la amabilidad de empezar a funcionar. 

- Necesita tiempo para recuperarse. Los daños cerebrales son imprevisibles, pero por ahora está estable.

¿Daños cerebrales? ¿De qué jodidos daños cerebrales hablan? 

- Gracias. Por todo. De verdad, estamos muy agradecidos.

¿Zayn? ¿Es Zayn? ¡¡¡¡¡¡Zayn!!!!!!
Quiero gritar. Quiero moverme. Quiero abrazarlo. Quiero tener un puto contacto con alguien.

- Nosotros nos ocuparemos personalmente de ella. Estaremos aquí para lo que haga falta.

¿Harry?
Juraría que sino llega a ser por esta especie de fase en coma que estoy sufriendo lloraría hasta quedarme seca y arrugada cual pasa.

- Estoy seguro de ello. Volveré mañana, hasta entonces dejad que las enfermeras hagan su trabajo y sobretodo descansad. Los próximos días van a ser bastante intensos.
- Le acompaño a la puerta.

¿Qué cojones me ha pasado? ¿Por qué no me acuerdo de absolutamente nada? ¿Por qué no puedo moverme ni hablar? Dios... Mi cabeza.

- Maggie... –––– su voz resuma dolor y eso... Me parte el corazón. No puedo escucharte hablar así, Harry –––– Necesito que te levantes pronto –––– suena tan frágil e indefenso –––– No puedo dejar que tu último recuerdo sea nuestra discusión –––– noto como sostiene mi mano, su calor sobre mi helada piel me estremece, es el primer contacto que tengo con alguien en, lo que a mi parecer ha sido, mucho tiempo. Saboreo esa breve caricia con un enorme nudo en la garganta. Harry, no sabes cuanto necesitaba esto –––– Te echo de menos –––– sus suaves labios besan mis nudillos, dios... Sus labios, sus labios carnosos, dulces y temblorosos han bendecido mi piel –––– Sólo... Joder... Sólo necesito decirte que te perdono y que...

Alguien se aclara la garganta y dejo de sentirlo sobre mi piel. Harry... No te vayas.

- ¿Puedo...?
- Sí –––– contesta con sequedad.

Oigo el chirrido de una silla en la que supongo que ha estado Harry sentado.
Noto la cercanía de un cuerpo sobre mi piel. El profundo y exquisito aroma de Harry me quita el sentido. Su esencia es embriagadora, huele tan puro, tan Harry.
Deposita un cálido beso sobre mi mejilla y me susurra "pórtate bien, pececillo" en el oído.
El roce de su piel sobre el lóbulo de mi oreja me hace volver a estremecerme. Extraño tanto sus caricias...

- Bueno, Mag...

Mierda Zayn no pronuncies mi nombre de esa maldita forma.
Mi estómago se encoge y mis pensamientos no concuerdan con mis sentimientos. ¿Desde cuándo la voz de Zayn hace que mi corazón vaya a mil por hora? ¿Qué demonios está pasando? ¡Necesito que algún maldito recuerdo me venga urgentemente a la cabeza!

- Te dije que te iba a esperar y, aunque nunca imaginé que tuviera que hacerlo viéndote de esta forma, lo haré. Te lo prometo. Sé que podemos superar esto, pero por favor necesito que sigas aquí con nosotros... Conmigo. Necesito que me des otra oportunidad. Te sigo queriendo, Maggie Stewart, contra todo pronóstico –––– noto una leve risa al pronunciar esta frase. ¿Tendría que sonarme de algo? ¿Es alguna especie de broma entre nosotros? No, por supuesto que no. Él nunca me ha dicho algo así... ¿O sí? 

Y como si de un milagro divino se tratase una nube llena de recuerdos se posa en mi mente y me sumerge en un profundo y aclarador sueño.





 Hace aproximadamente doce horas. Aquella noche del accidente.
- Apuestas, Mag. No sabía que te seguían interesando tanto las apuestas.

Me cruzo de brazos sorprendida a la vez que molesta y frunzo el ceño.
Sus estúpidos intentos por recuperarme o por ver como acabo sola (no lo tengo muy claro, aún) están haciendo de un día como este, en el que acabo de tener la mejor cita inesperada de mi vida, una tremenda mierda. Y no voy a permitírselo. Él ya no tiene ningún poder o efecto sobre mí.
 
- Y yo no sabía que tenía que darte parte de cada una de las cosas por las que me intereso.
- Touché, Maggie –––– sonríe con picardía –––– Pero no crees que deberías dar parte de todos tus intereses a tu nuevo fichaje. Más que nada porque es el que desgraciadamente sale perjudicado en todo esto. Él es mi amigo, sabes. Me preocupo por cómo le podría afectar el enterarse de que todo vuestro romance ha sido una pantomima. Una puta apuesta de dos mujeres con mucha mala leche.
- No sé de lo que me estás hablando, Zayn –––– miento y desafortunadamente tengo la ligera certeza de que mi mentira es bastante palpable. Maldito nerviosismo.

Vuelve a sonreír sin razón alguna y se acaricia la barba con tan sólo el dedo índice y... Dios.
Mi estómago me lanza un breve pinchazo.
¿Qué... Ha... Significado... Eso?
Sus magnéticos ojos oscuros me observan con detenimiento, quedándose con cualquier detalle que pueda delatarme.

- ¡Maggie Stewart, estás mintiéndome! –––– exclama entre risas. Mierda, que predecible me he vuelto.

Me muerdo el labio en un intento de disimular mi sonrisa. Por mucho que quiera resistirme, su risa es demasiado contagiosa.

Zayn ladea su rostro de un lado a otro, vuelve a acariciarse su más que embriagadora barba y me escruta con una mirada tan intensa que se me eriza el vello de todo mi cuerpo.
¡Que demonios me está pasando! Parezco una maldita colegiala que no puede controlar sus malditas hormonas.

- Deberías saber que tengo fuentes más que fiables que me han confirmado tu apuesta –––– sonríe victorioso, sabiendo que tiene una ventaja bastante notable en este tema –––– Además, Mag, entre tú y yo –––– susurra meloso –––– Nos conocemos lo suficientemente bien para saber que, al igual que yo, eres más que capaz de hacer cualquier tipo de apuesta con tal de divertirte. ¿O acaso... –––– dice casi jadeando y se acerca a mí. Por el amor de Dios, casi puedo sentir sus pulsaciones contra mi piel –––– ... Miento?

Su cercanía me pone tan nerviosa que no puedo pronunciar una frase con coherencia. Simplemente me dedico a pestañear como si de una carrera se tratase, a mil pestañeos por segundo.

¡Por el amor de Dios, Maggie! ¡Reacciona! ¡Contéstale! ¡Apártalo! ¡Bésalo! Quiero decir... ¡No! ¡¡¡Ni se te ocurra hacer eso!!!

- Mag –––– sujeta mi mano con sumo cuidado, la acaricia con la yema de uno de sus dedos y la entrelaza con la suya.

Mis ojos se abren como platos. Entreabro la boca y balbuceo.
¡¡¡Nada de contacto, Maggie!!!

Me desato de entre sus manos al cabo de unos segundos. No... No puedo concentrarme así.

- Mag... –––– vuelve a pronunciar mi nombre, pero esta vez suena diferente. Suena como si lo saboreara con suma exquisitez. Y sin darme cuenta empequeñezco por segundos. Vuelve a cogerme las manos y las presiona contra su pecho –––– Sé perfectamente lo que os traéis en manos Briggit y tú –––– Oh, Dios, necesito algo de aire, no puedo respirar –––– Sólo vosotras podríais hacer una apuesta tan deslumbrante.

Me mira fijamente, como si hubieran pasado años desde la última vez que le dejaba mirarme de esa manera tan penetrante... Tan íntima. Y por un momento, más bien una eternidad, nos mantenemos así, mirándonos inquietantes el uno al otro.

Siento una corriente que abruma mi cuerpo cuando su cuerpo tenso roza el mío. Cada uno de sus músculos me ansían, y en alguna profunda parte de mi ser, creo... Creo que probablemente los míos también a él.

- Enamorar a un chico en veinte días y después destrozarle el corazón. Mmm...

Cuando tuerce su boca y por tercera vez pasa los dedos lentamente por su barba siento como mis entrañas se encogen de placer. 

- Eres la mujer más cínica, cruel y despiadada que jamás he conocido, Maggie, y eso me parece sumamente sexy.

Retrocedo unos centímetros. Necesito mi espacio para poder defenderme, para poder pensar aunque sea. ¡Que me ha llamado cínica, cruel y despiadada, joder, tengo al menos que responder a eso!

- ¿Puedo... –––– me aclaro la garganta en un intento de coger todas las fuerzas posibles y poder callarle la estúpida, aunque bonita, boca a Zayn –––– ¿Puedo responderte ya o vas a seguir sacando tus propias conclusiones?
- Adelante.
- ¿Has escuchado alguna vez el dicho "el ladrón se cree que todos son de su condición"? –––– le empujo con mi mano hacia atrás y por fin tengo suficiente espacio como para poder aclarar mis ideas –––– Pues este es un claro ejemplo de este dicho. Porque el que tú planearas con Harry enamorarme en veinte días y después mandarme a la mierda no quiere decir que yo hiciera lo mismo con Briggit.
- Mag... –––– me suplica meloso –––– Vamos... Admítelo.
- ¡No tengo porque admitir nada que no sea cierto, Zayn!

Me aparto unos centímetros y me dispongo a irme. Nuestra conversación ha acabado.
Gracias a Dios mis sentimientos por él se desvanecen como aparecieron: instantáneamente. 

- ¿Sientes algo por él, Mag?

Doy media vuelta y lo miro con expresión fría. ¿De verdad piensa que puedo ser tan insensible?
Zayn se acerca a mí y, no sé por qué, no reacciono ante este gesto. Entrelaza su mano con la mía. Acaricia mis dedos con suavidad y tira de mí hasta tener su piel contra la mía.

- Zayn, no creo que deba.

Bajo mi vista de inmediato, porque sé que esos bonitos ojos marrones son capaces de que pierda el sentido y haga cosas de las que luego posiblemente me pueda arrepentir.
Trago saliva e intento con muy pocas ganas apartarme de él, porque siendo realistas, mis ganas de estar en otro lugar con cualquier otra persona son... Inexistentes.

- ¿Es algo más que una gran atracción sexual, Mag?
- ¡Sí! –––– respondo segura y algo ofendida. Harry me gusta, creo que estoy empezando a quererlo, por lo que obviamante quiero apostar por esta relación, quiero... Dios, quiero besar a Zayn, necesito sentirlo contra mis labios. ¡Pero qué estoy diciendo! –––– Bueno...  –––– ¿bueno? Mag déjale claro que quieres a Harry, o simplemente vete de ahí antes de que cometas alguna estupidez –––– Zayn, no sé a donde pretendes llegar con todo esto... Y no estoy dispuesta a averiguarlo –––– hago un gesto con la mano e intento inútilmente escabullirme de él.

Ante mi indecisión su sonrisa se amplía visiblemente. Agarra mi cadera y con un impulso me vuelve a acercar a él.
Mis sentimientos son una bomba de relojería a punto de estallar.

- Quiero descubrir el motivo de la apuesta –––– murmura en mi oído y yo cierro los ojos ante la cercanía de su boca.

Mis piernas flaquean por unos segundos, mientras su mano juguetea por mi espalda. Dios...

- Zayn... Ya te he dicho que no hay apuesta.
- Mag. Soy yo. Cuéntame. El. Motivo. De. La. Apuesta –––– pronuncia cada palabra pausadamente. Recalcando cada una de ellas.

Desisto. Por más que intente negarlo, mentirle me resulta imposible y sumamente exasperante. 

- ¿Acaso tiene que haber un motivo para hacer una apuesta? 

Sonríe satisfecho y victorioso. Tiene lo que quería, una indirecta que podría perfectamente afirmar aquello que me estaba reclamando, de una manera incansable, que afirmara.

Acaricia con suavidad uno de los mechones de mi oscuro cabello. Lo enreda entre sus dedos y juguetea con él, sin parar de mirarme a los labios.

- Tú y yo sabemos que puede no haberlos, Mag. Pero, vamos. Nosotros no perdemos el tiempo en una apuesta sino hay una motivo oculto o algún benificio de por medio. Así que dime Maggie, cuál es la razón por la que planeastéis destripar el corazón a mi amigo Harry –––– niego con mi cabeza. Mi intención no era esa... Yo no sabía que eran amigos.

Pasa su dedo índice por mi labio inferior y sonríe. El intenso nudo en mi barriga aumenta gigantescamente. Es tan abrumador que los poros de mi piel no dejan de supurar. 

- Mag...

Se inclina para besar mi cuello. Pero no lo hace. Roza cuidadosamente su nariz contra mi muy sensible piel.

- Dime –––– digo ahogando un gemido.
- ¿Soy yo la razón de tu malévola, aunque ingeniosa apuesta?

¿Era él el motivo de mi apuesta? Aunque, sin duda, desearía que no fuera así, en el fondo más profundo de mi ser sabía que la respuesta de esa pregunta era afirmativa.

- No... –––– susurro entre jadeos, mientras trato de respirar con normalidad.

Humedece sus jugosos labios y su mirada ardiente me desnuda por completo. 
Vuelve a inclinarse detrás de mi oreja y gimo casi insonoramente. Me muerdo el labio con fuerza para intentar frenar mis impulsos. Esto no está bien...

Mierda. Un suave contacto arropa mi piel de nuevo. Su nariz juguetea de un lado para el otro de mi cuello. No puedo más, voy a explotar.

Pasa con delicadeza su otra mano por mi espalda, quedando así rodeada por sus cautelosas y firmes manos y siento todo su cuerpo sobre el mío, todo su ser está perfectamente colocado en mí, como si fuéramos dos piezas de puzzles hechas para ser unidas. 

Zayn sonríe contra mi cuello. Mi piel cada vez es más sensible al contacto con la suya. No debería dejarme llevar pero es tan... Placentero.
Por fin deposita unos embriagadores besos sobre mi cuello y gimo casi sin aliento. Mis piernas flaquean por unos segundos y aunque intente recomponerme ya es demasiado tarde. Soy suya. No hay vuelta atrás.

- Querías captar mi atención, Maggie. Recuperarme...

Ni siquiera hago caso a sus palabras, mi mente está demasiado absorta en el contacto de su piel contra la mía como para ser coherente y escuchar.

- Pues aquí me tienes. 

Eleva su rostro hacia mis labios, mientras me observa con claras intenciones de besarme. 

- Soy tuyo, Mag. Siempre lo he sido.

Y esa llama que había estado apagada durante tanto tiempo, inesperada e inexplicablemente,... Vuelve a cobrar vida.




Despierto sin sentir ninguna parte de mi cuerpo. Posiblemente es la morfina.
Aún sigo sin poder moverme o expresarme de alguna manera y, para animar la situación mis últimos recuerdos son confusos.
¿Qué demonios pasó con Zayn? ¿Nos besamos? ¡Dios! ¡Estoy completamente en blanco!
¿¡Podría mi mente al menos pronunciarse al respecto y contestar a esa simple pregunta!?

- Tu turno ha terminado hace como dos horas, Harry. Vamos, vete a dormir. Llevas todo el maldito día encerrado aquí dentro.
- Estoy bien, Jake.
- Si se levanta serás el primero en verla, lo prometo, pero ahora necesitas descansar. No has dormido desde el accidente y no creo que sea...
- Estoy bien, joder.

Nunca había escuchado a Harry tan arisco.

Puede que el motivo de nuestra discusión fuera Zayn. ¿Puede? Joder, claro que fue por Zayn. Debe sentirse el tío más estúpido del mundo esperando por una chica que ni siquiera sabe lo que quiere.

- Harry...
- No puedo irme, Jake. Necesito estar aquí cuando se levante, necesito hablar con ella, decirle que si que le voy a dar ese tiempo –––– ¿le he pedido tiempo a Harry? ¿Entonces lo besé? ¡Dios! ¡Dios! ¡Dios! –––– Jake... No me puedo quitar de la cabeza la forma en la que me miraba suplicándome que la perdonara y que la entendiera. Ni siquiera le dejé explicarse, la eché, le dije que se marchara sabiendo que había una tormenta. Sabía perfectamente que no podía coger el coche en esas circunstancias y aún así... Dios.
- Tus motivos para echarla posiblemente en ese momento eran razonables. Simplemente te sentiste  saturado con tanta información y necesitabas espacio, tiempo... No sé. Verla merodeando por mi casa no creo que hubiese sido bueno para ninguno.
- Jake, no me perdonará nunca lo que le he hecho. Esto es culpa mía. Tenía que haberla escuchado, ¡y no lo hice! Y ahora puede... Puede que incluso nunca despierte sabes, joder.

Oh, dios, no, Harry... Cariño... Estoy aquí. No es culpa tuya. Dios. Mi corazón. Me duele.
Las ganas de llorar son incontrolables. Pero mi cuerpo sigue sin reaccionar por lo que todo el sufrimiento es puramente mental.
¡Todo esto es culpa mía! ¡Soy la responsable de esto, Harry! Necesito gritárselo, pedirle perdón, besarlo, abrazarlo, tocarlo... Dios, que alguien me ayude a salir de esta situación. Por favor.

- Harry, no es culpa tuya. Ella nunca te echaría la culpa. Además, ella fue la que inició esta pelea, a quién se le ocurre apostar algo así, es ilógico.
- Por favor, Jake, no es el momento de culpabilizarla por lo que hizo.
- ¿Intentas defenderla?
- ¡Yo hice la misma apuesta! ¿Lo entiendes? La eché por haber hecho exactamente lo mismo que yo ¿¡Cómo cojones fui tan hipócrita!? No merezco que me perdone por lo que le he causado, Jake.
- ¿Y lo de Zayn? ¿Eso también fue por tu culpa, Harry? ¿Fue tu culpa que ella se lanzara a los brazos de Zayn mientras tú preparabas otra sorpresa para ella?

Mierda.





- Zayn... Yo...
- Maggie, por favor... –––– me suplica sin dejar de mirar a mis labios –––– Por favor.

Que Dios me perdone por lo que voy a hacer, pero sino lo hago no me podré aclarar nunca.
Se lanza apasionadamente hacia mis labios y yo le respondo de forma instintiva. Su lengua roza suave la mía, mientras sus brazos agarran con firmeza mis piernas, alzándolas de forma que pueda rodear con ellas su cintura.
Sus labios exigentes me deboran.
Camina varios pasos hasta tener mi espalda apoyada en la fría pared. Gimo ante el frío contacto de mi piel con ésta.

Sus comisuras rozan mi cuello y depositan en él besos interminables.
Agarro su oscuro cabello y tiro de él. Lo beso y él me devuelve el beso con brusquedad. Me tira del labio con sus dientes y sonríe de forma lasciva.

- Echaba de menos esto –––– susurra entre jadeos.
- Sh... 

Lo deseo de una manera descomunal. 





¿Llegamos Zayn y yo a...? No. ¿O si? Dios mío. Maldito dolor de cabeza, malditos recuerdos distorsionados.
Está claro que la tensión sexual entre ambos era... Palpable. Pero de ahí a que yo... ¡No! ¡Basta! Yo nunca le haría algo así a Harry por muchas ganas que tuviera. 

Nos besamos y yo fui corriendo a decírselo a Harry, ¿no?

miércoles, 7 de agosto de 2013

Capítulo veintiocho.



Capítulo veintiocho.
ANTERIORMENTE.
- Te quiero, Harry Styles.


Capítulo nuevo.
El corazón me aporrea el pecho a un ritmo incontrolable y las lágrimas caen sin cesar desde mis púpilas hasta mis sonrojadas mejillas. No es tristeza, no es decepción, no es nada de lo que avergonzarse... Simplemente es amor. 

- Te quiero –––– repito con timidez, mientras Harry apreta con fuerza sus manos contra las mías –––– Desearía con todas mis fuerzas no hacerlo de la manera en que lo hago –––– hago una breve pausa porque creo que el corazón se me va a salir por la boca e inhalo con brusquedad el invernal aire de este bosque –––– Porque hubiese sido mucho más fácil haberme acostado contigo y haber salido a la mañana siguiente a hurtadillas de tu habitación. Sin sentimientos, sólo... Bueno ya sabes, sólo... Sexo.

Humedezco mis labios y agacho mi vista intentando tranquilizarme, porque por si fuera poco, los profundos, penetrantes y preciosos ojos verdes de Harry no me quitan la vista de encima. Incrementando así todos mis nervios e inseguridades.

- Pero después me pregunto que quién estaría dispuesto a discutir conmigo a cualquier hora del día por una simple tontería, quién entendería mi cruel e inusual sarcasmo, y sobretodo mi muy habitual mal humor –––– sonrío entre sollozos al recordar todas nuestras discusiones, e intento seguir sin mirarle, ni siquiera de soslayo. No estoy preparada para ver su reacción –––– Me pregunto si alguien podría hacerme sentir tan querida, tan deseada y tan protegida como me haces sentir tú –––– murmuro y una amplia y dulce sonrisa ilumina mi rostro –––– Pero, sin duda, lo que más me preocupa es si lograré encontrar a algún apuesto desconocido que una noche entre en mi bar preferido, me encandile con sus magnéticos y embriagadores ojos verdes, se sienta terriblemente incómodo por el modo en el que miro su emblemático porte, y me pregunte "¿le puedo ayudar en algo, señorita?". Eso es... Verdaderamente preocupante.

Siento sus suaves dedos sobre mi barbilla, y tiemblo. Con mucha delicadeza me obliga a mirarle directamente a los ojos y entonces sucede, esa conexión magistral tan nuestra resurge y mi corazón bombea con rapidez. Tanta que parece que he corrido mil kilómetros del golpe.
Observo la dulce sonrisa que ocupa el rostro de Harry y tanto mi cuerpo, como mi mente se relajan. Está... Feliz.

- No eres el capullo que esperaba que fueras, Styles –––– susurro y me acerco a sus labios –––– Eres incluso peor. 
- Bueno es saberlo.

Sonríe y sus hoyuelos se atenúan más que nunca. Por el amor de Dios, esos jodidos hoyuelos aturden a cualquier mujer en un radio de un kilómetro. Y no exagero.

- ¿Ya has acabado?

Alzo las cejas confusa, parpadeo un par de veces, sin terminar de creerme su pregunta y niego con la cabeza balbuceando palabras sin sentido.
Él, y solo él puede hacer que mi humor cambie en cuestión de segudos, y he aquí un claro ejemplo de ello. 

Su pregunta está totalmente fuera de lugar. Además, acabo de decirle algo que llevaba semanas intentando que le dijera.
Por el amor de Dios, él era quien quería que aclarase lo que sentía por él y su respuesta es "¿ya has acabado?" ¿en serio?

Mis ojos se escandalizan al observar la sonrisa de Harry. ¿Qué demonios le hace tanta gracia?

- Pero qué cojon...

Antes de terminar la frase siento las cálidas comisuras de Harry sobre las mías. El calor de su piel alienta a la mía y navego en un sin fin de sensaciones, todas ellas sumamente placenteras. 
Separa apenas unos milímetros sus labios de los míos y siento su sonrisa contra mis comisuras. Su respiración entrecortada hace que las pulsaciones de mi corazón aumenten considerablemente, y este embriagador beso provoca que mis malhumorados pensamientos desvanezcan como una bocanada de aire fresco.
Sin duda es un capullo, pero uno con mucha suerte. 

Su mano aparta uno de los mechones de mi pelo, con delicadeza, como si acariciara a un bebé, pequeño e indefenso, y sus dedos se desplazan hasta mi cuello dejando en él un rastro de tentadores y suculentos círculos que provocan que mi cuerpo se tense, que el cabello de todo mi cuerpo se erice y que de mi boca salgo un leve y agudo gemido.
Oh, Harry, será mejor que no sigas por ese camino, si al final no acabamos los dos sobre tu cama.

Estiro mi brazo hasta coger el cuello de la chaqueta de cuero de Harry y lo vuelvo a acercar a mí.
Si se creía que ahí quedaría la cosa está bastante equivocado.
Ante la perturbadora sonrisa de Harry le doy un breve beso en los labios. Y otro, y otro más. El sabor de sus labios es sumamente exquisito y nunca jamás me cansaría de un sabor como ese.

Las manos de Harry se adentran con cautela por mi espalda. Están heladas, aunque no es precisamente así como siento mi cuerpo tras el contacto de su piel contra la mía.

Pestañeo y expongo una sonrisa inocente, de esas que sé que le vuelven loco. Luego levanto una de mis manos, acaricio con mi pulgar la comisura inferior de Harry y me muerdo los labios. 
Estoy casi segura de que si olvidáramos el hecho de que estamos en medio de un bosque y que el frío es insoportable Harry ya se habría quitado la ropa.

- Esta noche será una noche interesante.
- Quien dice que tengamos que esperar a esta noche –––– murmuro despacio, muy despacio. Dejando que Harry saboree cada una de mis palabras.

La mirada de Harry se oscurece al escuchar aquello y en su rostro aparece esa sonrisa lasciva que tanto adoro, pero sólo por unos segundos.

Algo ocurre dentro de la mente de Harry que hace que la tensión que teníamos hasta el momento se rompa en mil pedazos. Harry se levanta del suelo en el que se encontraba y vuelve a ocupar su sitio a un escaso metro de mí.

La diversión ha acabado, eso seguro.
Suspiro mentalmente y pongo los ojos en blanco.

- No hagas eso.
- ¿Hacer qué? –––– pregunto irónica.
- Ya sabes de lo que hablo, Maggie.

Resoplo.

- Sé que este debería haber sido un momento romántico, y lo era. El camino por el bosque, esta cena, mi declaración... Pero has sido tú el que lo ha ensuciado todo esto con tus gestos y tus miradas.
- ¿Yo? –––– pregunta con una sonrisa y chasquea la lengua unas tres veces –––– De eso nada. ¡Has sido tú!
- ¡Pero si he sido yo la que te he dicho que te quiero!  –––– murmuro e intento parecer ofendida.
- Yo en su momento también te dije que te quería, Maggie.

Su mano se aferra a la mía, y yo trago saliva.

- Lo sé –––– susurro.
- Y también fue romántico.
- Lo sé –––– vuelvo a susurrar.

Cada vez que él me mira de esa manera mi cuerpo se encoge de una manera bestial. Me deja aturdida, sin habla y con la boca muy, pero que muy seca. Y eso es algo que nunca, en toda mi vida, me había pasado con nadie. Ni siquiera con Zayn. Ningún hombre consiguió causar ningún efecto tan perturbador como el que me causa Harry con sólo una mirada.

Me levanto, sin saber muy bien lo que estoy haciendo y me siento sobre sus piernas. Poso mi cabeza en su hombro y mis manos alrededor de su definida cintura. Podría quedarme así eternamente, sin problemas, sin antiguos novios, sin "amigas", sin absolutamente nada, sólos el y yo.
Mmm... Pagaría por un mundo así.

- Te quiero.
- Lo sé.

¿Podrías dejar de decir "lo sé", Maggie? Pareces una jodida gilipollas.

- ¿Lo sabes?
¿Eso es una pregunta con trampa, señor Styles? –––– murmuro sonriente, todavía sobre su regazo.
- ¿Eso es una respuesta con trampa?
- Puede.

Ambos nos reímos. Y seguimos en la misma postura, aunque Harry ha puesto una de sus manos alrededor de mi espalda y la otra agarrando mis piernas.
Yo lo abrazo con más fuerza, ronroneo en su cuello, y le beso detrás de la oreja. Uno, dos, hasta tres veces. Es tan tierno y tan adorable que podría pasarme el día dándole besos sobre todo su cuerpo.
Sonrío al pensarlo.

- ¿Qué le hace tanta gracia, señorita Maggie?

Cuando me llama de esa forma, juro que siento como tiembla todo mi cuerpo.

- Nada que le afecte de manera negativa, señor Styles –––– murmuro entre risas.

En cierta parte tengo razón. No creo que Harry se negara a que le besase hasta no sentir mis labios por todo su esplendoroso cuerpo.
 
- Maggie... –––– susurra y hunde la nariz sobre mi cabello e inspira profundamente –––– Tengo que contarte una cosa... –––– da unos besos sobre él y sonríe.

Mi corazón se acelera al escuchar sus palabras. Por favor, que las sorpresas paren de una jodida vez por todas.





Narrado por Zayn.
- ¿Buscas al alguien, Zayn?

Su pregunta me coge desprevenido, y desgraciadamente no puedo ocultar mi sorpresa.

- Nunca en mi vida te había visto tan raro y distante conmigo.
- Dado que "tu vida" quiere decir un par de meses, no me preocupa. No todos los días el Sol sale por el mismo sitio.
- ¿Se puede saber de qué hablas? –––– murmura molesta.
- Nada... Simplemente estoy cansado y estoy delirando. Supongo.
- Mmm... –––– Perrie se acerca seductora a mí  –––– Podríamos subir a nuestro cuarto... Ya sabes a repetir lo de anoche.
- No lo creo.
- Zayn –––– hace una breve pausa –––– Hoy estás insufrible –––– responde ofendida y con mucho mal humor –––– Cuando te des cuenta de que has sido un completo imbécil conmigo ven a buscarme. Aunque sinceramente, puede que cuando te des cuenta ya sea demasiado tarde.

Perrie se levanta del sillón con los ojos llorosos y se dirige hacia la terraza.
Como sino tuviera bastantes cosas en las que pensar... 

Suspiro.

Me derrumbo sobre el sillón y me echo las manos a la cabeza. Maggie, deberías salir de una vez de mi cabeza, más bien tus duras palabras deberían salir de una puñetera vez de mi cabeza. 
Vuelvo a suspirar.

¿De verdad su corazón le pertenece a él? ¿Incluso después de haber vivido todo lo que vivió conmigo?
No lo creo. Sería como si hubiese perdido y yo nunca pierdo. Nunca.

- Eres el mejor –––– murmura una voz aguda y melosa a unos escasos metros de mí.
- Suelen decirmelo.
- ¿Quiénes? –––– susurra alzando sus cejas, y pone sus brazos en jarras.

Él la abraza y besa su cuello interminables veces, y ella por fin cede ante él y se ríe.

- Mis múltiples "amigas".
- Por un momento llegué a pensar que eran mis "amigos" quienes te lo decían.
- Muy varonil por su parte.
- Todos mis "amigos" son muy, pero que muy varolines. De esos que hacen que se te caigan las bragas al verlos.
- Pero ninguno puede hacer esto... –––– murmura mordiendo el lóvulo de su oreja –––– Ni esto... 
–––– Harry acaricia su cuerpo desde un poco más arriba de su cintura hasta sus piernas.
- No. Sin duda, ninguno tiene ese privilegio.

Ambos sonríen, y a mí mi estómago no para de darme pinchazos. Esta relación está más avanzada de lo que yo esperaba. Nunca creí que Harry fuera el tipo de hombre de Maggie, y si lo hubiese sabido nunca hubiese echo aquella ridícula apuesta.

Suspiro agotado, cuando un mensaje hace que las esperanzas vuelvan a mí en cuestión de segundos. Esta dulce y tierna relación no lo será tanto cuando desvele la información que acaban de transmitirme. 

Maggie volverá a ser mía.
La lucha va a ser sangrienta y muy sucia, pero la recompensa será tan satisfactoria que no me importarán las consecuencias. Eso lo tengo muy, pero que muy claro.
Zayn, ha vuelto.





Narrado por Maggie.
Siento los cálidos brazos de Harry alrededor de mi cintura. Me abraza con fuerza y deja un rastro de besos por mi cuello. Siento casi de inmediato como mis piernas flaquean ante este gesto.

- Tengo unos planes especiales para esta noche... –––– murmura con la voz más sensual que he escuchado en toda mi vida. ¿Es normal desear incluso su tono grave y sensual tono de voz?
- Creo que puedo intuir que clase de planes tiene en mente, señor Styles.

Me mira fijamente a los ojos, y por un momento, o quizá durante una eternidad, le sostengo la mirada inquieta y ardiente, pero al final centro la atención en su perturbadora y exquisita boca.

- Tengo unas cosas pendientes –––– susurra sonriente y me da un beso en los labios –––– Pero después seré todo tuyo, ¿vale?

Asiento, me acerco a él.
Con un brazo me sujeta, pegada a él, y con los dedos de la otra mano me recorre suavemente la cara para dejarme con muchas más ganas de él. Quiero sentir su boca en la mía.
Y por eso me muerdo los labios y lo beso. Mi lengua acaricia tímida y placenteramente la suya.

- ¿Está es la recompensa por el día de hoy? –––– pregunta burlón.
- No, –––– susurro despacio. Humedezco mi labios y expongo una sonrisa lasciva –––– La recompensa –––– me acerco al lóbulo de su oreja –––– La tendrás esta noche.
- Maggie... –––– su lengua acaricia mi nombre, y el corazón se me dispara –––– Como sigas así no podré dejarte sola.
- No tienes por qué hacerlo... Es más, podríamos seguir esta conversación en la cama, si lo prefieres.
- Estás jugando sucio.
- Puede.

Los músculos del cuerpo de Harry se tensan y sus ojos reflejan un brillo especial. Está sexy, muy sexy.
Al observalo el deseo, un deseo caliente e intenso, me invade el vientre.

- Esta noche no te me escaparás y menos después de esto. Te buscaré por todos los malditos rincones de esta casa y te haré todas y cada una de las cosas que tengo pensada hacerte.
- Estaré encantada de que me encuentres y me hagas todas y cada una de esas cosas que tienes pensadas hacerme.

Harry con una sonrisa lasciva y los ojos totalmente oscurecidos roza suavemente mi comisura inferior, después posa sus manos alrededor de mi cintura y me besa. Siento su cálido beso muy dentro de mí. Su lengua juguetea con la mía y lentamente separa sus labios de los míos. Sonríe y me aúpa en sus brazos, yo enredo mis pies en su cintura y él agarra con fuerza mi trasero.
Su ritmo aumenta en cuestión de segundos y yo me dejo llevar. Me besa, una y otra vez, sin parar, dejándome casi sin aliento. Me muerde la comisura inferior y se aparta lenta y exquisitamente de mis labios.

- Te buscaré.
- Por todos los malditos rincones de esta casa –––– repito con una sonrisa de oreja a oreja sus palabras.

Harry deposita un último beso en mis labios antes de bajarme de entre sus brazos. Retrocede unos pasos, clava su mirada verde y profunda en mí y se muerde las comisuras.

Por alguna razón me arden las mejillas, y me siento extrañamente aturdida. No recuerdo cuanto tiempo hacía desde la última vez que algún hombre provocaba esto en mí.
Elevo de nuevo mi rostro, sabiendo que la mirada de Harry ya no está posada sobre mí, y observo, en silencio, como desaparece completamente de la habitación.

Cuando por fin estoy sola recupero mis funciones cognitivas y vuelvo a conectar con el resto de mi cuerpo. 
Es tan exasperante saber que voy a tener que esperar hasta esta noche para verlo otra vez.

Suspiro, cuando siento que alguien a unos pocos metros de mí empieza a aplaudir. Confundida observo a la persona cuyos aplausos han echo vibrar las membranas de mis delicados tímpanos.

- Bravo.
- Zayn...
- No, en serio. Mag –––– murmura levantándose del sillón. Se acaricia su barbilla y ladea su cabeza de un lado para el otro con una sonrisa victoriosa. Creo que me he perdido algo –––– Increíble. Te prometo que has estado cerca de que me creyera toda esta mierda de Harry. Aunque, desgraciadamente, no lo bastante.

¿De qué demonios está hablando?

- Nunca creí que lo tuyo fuera la interpretación.

Alzo mis cejas confundida y mi vena del mal humor se hincha hasta estallar por completo. No estoy dispuesta a estar de nuevo en medio de uno de sus juegos.

- Ya, bueno, una con el tiempo aprende muchas cosas.

Pongo los brazos en jarras y los ojos en blanco.
Zayn, por su parte, chasquea la lengua varias veces seguidas, mira a su alrededor comprobando que no hay más gente en la sala y se acerca a mí. 

- Maggie, Maggie, Maggie... –––– sus dedos rozan mi cara, y mi estómago se encoge.
- Creo que te equivocas de persona, Zayn –––– murmuro apartando su mano de mi rostro y dando un paso hacia atrás –––– Ya hablamos de todo esto antes. Así que lo mejor será que cada uno siga su camino.

Avanzo unos pasos algo aturdida por la situación.

- No creo que tu camino esté muy distanciado del mío.
- ¿Y qué te hace estar tan seguro? Vamos, lúcete –––– murmuro con seriedad.
- La información que manejo entre mis manos.
- ¿Podrías de una vez por todas dejar de hacerte el maldito interesante y decirme de qué demonios va todo esto? –––– alzo la voz y me acerco a él, ardiendo en furia –––– ¿Podrías? ¿O es demasiado para tu ego varonil? –––– hago una breve pausa y le miro fijamente. Está sonriendo, no puedo creer que esté sonriendo –––– Después de todo veo que no has cambiado nada, y que la persona comprensiva y vulnerable que me mostraste antes era otra de tus sucias artimañas.
- Te sorprendería todo lo que nos parecemos, Mag.
- Sorpréndeme, vamos. Saca tu artillería más pesada.

Zayn ladea su cuerpo de un lado para otro sin dejar de tocarse la barba y sonríe.
La bomba está a punto de estallar.

- Apuestas, Mag. No sabía que te seguían interesando tanto las apuestas.

Y mi corazón se heló nada más escuchar aquellas palabras. Lo sabía. Por el amor de Dios, claro que lo sabía.