Good night to everyoneeeeee. Lo sé llevo lo más grande sin escribir y menos publicar algún capítulo pero estoy de vuelta. Tengo varios escritos y volveré a subir, espero, con mucha más frecuencia.
Espero que no os hayáis olvidado de mí, porfipls. Me gustaría que difundierais que sigo escribiendo y sobretodo que disfrutéis del capítulo, os quiero.
Capítulo veintinueve.
ANTERIORMENTE.
- Apuestas, Mag. No sabía que te seguían interesando tanto las apuestas.
Y mi corazón se heló nada más escuchar aquellas palabras. Lo sabía. Por el amor de Dios, claro que lo sabía.
Capítulo nuevo.
Cierro la puerta del coche entre sollozos. Estas malditas lágrimas me están destripando el alma.
Abro el espejo superior y contemplo en él mi desencajada cara. Estoy hecha un completo desastre, tanto por fuera como por dentro. La lluvia me ha cogido de lleno, estoy totalmente mojada, no he podido coger ni siquiera un absurdo paraguas y, para colmo, soy un mar de lágrimas.
Intento dejar de sollozar y limpio como puedo el maquillaje que recorre mi cara.
Miro por el retrovisor y no se ve absolutamente nada. La fuerte lluvia me hace imposible ver si hay alguien merodeando.
Una minúscula parte romántica contenida en mí sale de su escondite y me hace desear con todas sus fuerzas que Harry salga corriendo en mi búsqueda e intente luchar por mí, por nuestro problemático, aunque apasionado, romance. Una muestra de amor como esa es lo único que anhelo en este momento tan confuso y tan exasperante de mi vida.
Malditas películas que nos crean expectativas.
Rechisto mientras sigo limpiando las lágrimas que no paran de caer desde mis pupilas hasta mis sonrojados pómulos.
Posiblemente no me merezca que Harry me persiga después de como me he comportado con él. Supongo que pedirle un tiempo para aclarar lo que aún siento por Zayn es cruel y egoísta, además de ser, por supuesto, un gesto más que inoportuno e insensible por mi parte.
Pongo las llaves y salgo a toda mecha de la casa que me ha traído tantos problemas y quebraderos de cabeza. Debería haber hecho caso a mi instinto y no haber venido al maldito cumpleaños de Jake. Debería... Mierda. Diviso una figura entre tanta lluvia y acelero mi velocidad. Es de noche y honestamente no me siento muy segura entre estos claros, no tan claros y además desérticos y tenebres.
Ochenta, cien, ciento veinte... Ya no sé a que velocidad estoy yendo. Y de pronto — no podría distinguir si es por mi desequilibrado estado, por la fuerte tormenta o incluso por ambas, — el coche derrapa de una forma incontrolable y un fuerte golpe arrasa de forma destripadora mi cuerpo, dejándome inconsciente sobre la fría, húmeda y solitaria carretera.
Un pitido chirriante y pausado suena una y otra vez por mis alrededores. Sólo quiero que alguien pare ese molesto sonido que cala por mis tímpanos y hace que mi cabeza dé latidos por sí misma.
Es tan irritante...
Luces destelleantes me deslumbran y vuelvo a escuchar ese maldito sonido. Atronador y dañino. Cuando parará...
Las luces han desaparecido al fin... Todo está oscuro y peligrosamente silencioso. Que demonios está pasando...
Respiro profundamente, centro toda mi atención en mi respiración. Sé que algo va mal, pero aún así respiro pausadamente. Mi corazón bombea, todo fluye a través de mí... Soy un mar de pequeños e inútiles recuerdos que no me especifican absolutamente nada y que me confunden de una manera abismal.
Creo que llevo una eternidad sin saber qué esta pasando. Una eternidad en una especie de limbo que no me deja comunicarme de ninguna manera. Anhelo aquel irritante sonido, ya que era única señal que me hacía sentir conectada al mundo. Sólo sé que el dolor causado por mi cuerpo es profundo e intenso, muy intenso. No puedo concretar que parte me duele más. Básicamente no podría distinguir si hay alguna que no me duela... No, definitivamente todo mi conjunto es desgarrador y doloroso.
Intento mover mis labios para pedir ayuda, pero éstos no hacen caso a mis peticiones, creo que tras cientos de intentos me estoy acostumbrando a ser rechazada por mi cuerpo.
- ¿Es... Grave? –––– pregunta una voz grave y ronca, sin duda de un hombre, a unos escasos centímetros de mí.
Al escuchar esas dos palabras mi corazón se encoge. Uno de mis sentidos ha tenido la amabilidad de empezar a funcionar.
- Necesita tiempo para recuperarse. Los daños cerebrales son imprevisibles, pero por ahora está estable.
¿Daños cerebrales? ¿De qué jodidos daños cerebrales hablan?
- Gracias. Por todo. De verdad, estamos muy agradecidos.
¿Zayn? ¿Es Zayn? ¡¡¡¡¡¡Zayn!!!!!!
Quiero gritar. Quiero moverme. Quiero abrazarlo. Quiero tener un puto contacto con alguien.
- Nosotros nos ocuparemos personalmente de ella. Estaremos aquí para lo que haga falta.
¿Harry?
Juraría que sino llega a ser por esta especie de fase en coma que estoy sufriendo lloraría hasta quedarme seca y arrugada cual pasa.
- Estoy seguro de ello. Volveré mañana, hasta entonces dejad que las enfermeras hagan su trabajo y sobretodo descansad. Los próximos días van a ser bastante intensos.
- Le acompaño a la puerta.
¿Qué cojones me ha pasado? ¿Por qué no me acuerdo de absolutamente nada? ¿Por qué no puedo moverme ni hablar? Dios... Mi cabeza.
- Maggie... –––– su voz resuma dolor y eso... Me parte el corazón. No puedo escucharte hablar así, Harry –––– Necesito que te levantes pronto –––– suena tan frágil e indefenso –––– No puedo dejar que tu último recuerdo sea nuestra discusión –––– noto como sostiene mi mano, su calor sobre mi helada piel me estremece, es el primer contacto que tengo con alguien en, lo que a mi parecer ha sido, mucho tiempo. Saboreo esa breve caricia con un enorme nudo en la garganta. Harry, no sabes cuanto necesitaba esto –––– Te echo de menos –––– sus suaves labios besan mis nudillos, dios... Sus labios, sus labios carnosos, dulces y temblorosos han bendecido mi piel –––– Sólo... Joder... Sólo necesito decirte que te perdono y que...
Alguien se aclara la garganta y dejo de sentirlo sobre mi piel. Harry... No te vayas.
- ¿Puedo...?
- Sí –––– contesta con sequedad.
Oigo el chirrido de una silla en la que supongo que ha estado Harry sentado.
Noto la cercanía de un cuerpo sobre mi piel. El profundo y exquisito aroma de Harry me quita el sentido. Su esencia es embriagadora, huele tan puro, tan Harry.
Deposita un cálido beso sobre mi mejilla y me susurra "pórtate bien, pececillo" en el oído.
El roce de su piel sobre el lóbulo de mi oreja me hace volver a estremecerme. Extraño tanto sus caricias...
- Bueno, Mag...
Mierda Zayn no pronuncies mi nombre de esa maldita forma.
Mi estómago se encoge y mis pensamientos no concuerdan con mis sentimientos. ¿Desde cuándo la voz de Zayn hace que mi corazón vaya a mil por hora? ¿Qué demonios está pasando? ¡Necesito que algún maldito recuerdo me venga urgentemente a la cabeza!
- Te dije que te iba a esperar y, aunque nunca imaginé que tuviera que hacerlo viéndote de esta forma, lo haré. Te lo prometo. Sé que podemos superar esto, pero por favor necesito que sigas aquí con nosotros... Conmigo. Necesito que me des otra oportunidad. Te sigo queriendo, Maggie Stewart, contra todo pronóstico –––– noto una leve risa al pronunciar esta frase. ¿Tendría que sonarme de algo? ¿Es alguna especie de broma entre nosotros? No, por supuesto que no. Él nunca me ha dicho algo así... ¿O sí?
Y como si de un milagro divino se tratase una nube llena de recuerdos se posa en mi mente y me sumerge en un profundo y aclarador sueño.
Hace aproximadamente doce horas. Aquella noche del accidente.
- Apuestas, Mag. No sabía que te seguían interesando tanto las apuestas.
Me cruzo de brazos sorprendida a la vez que molesta y frunzo el ceño.
Sus estúpidos intentos por recuperarme o por ver como acabo sola (no lo tengo muy claro, aún) están haciendo de un día como este, en el que acabo de tener la mejor cita inesperada de mi vida, una tremenda mierda. Y no voy a permitírselo. Él ya no tiene ningún poder o efecto sobre mí.
- Y yo no sabía que tenía que darte parte de cada una de las cosas por las que me intereso.
- Touché, Maggie –––– sonríe con picardía –––– Pero no crees que deberías dar parte de todos tus intereses a tu nuevo fichaje. Más que nada porque es el que desgraciadamente sale perjudicado en todo esto. Él es mi amigo, sabes. Me preocupo por cómo le podría afectar el enterarse de que todo vuestro romance ha sido una pantomima. Una puta apuesta de dos mujeres con mucha mala leche.
- No sé de lo que me estás hablando, Zayn –––– miento y desafortunadamente tengo la ligera certeza de que mi mentira es bastante palpable. Maldito nerviosismo.
Vuelve a sonreír sin razón alguna y se acaricia la barba con tan sólo el dedo índice y... Dios.
Mi estómago me lanza un breve pinchazo.
¿Qué... Ha... Significado... Eso?
Sus magnéticos ojos oscuros me observan con detenimiento, quedándose con cualquier detalle que pueda delatarme.
- ¡Maggie Stewart, estás mintiéndome! –––– exclama entre risas. Mierda, que predecible me he vuelto.
Me muerdo el labio en un intento de disimular mi sonrisa. Por mucho que quiera resistirme, su risa es demasiado contagiosa.
Zayn ladea su rostro de un lado a otro, vuelve a acariciarse su más que embriagadora barba y me escruta con una mirada tan intensa que se me eriza el vello de todo mi cuerpo.
¡Que demonios me está pasando! Parezco una maldita colegiala que no puede controlar sus malditas hormonas.
- Deberías saber que tengo fuentes más que fiables que me han confirmado tu apuesta –––– sonríe victorioso, sabiendo que tiene una ventaja bastante notable en este tema –––– Además, Mag, entre tú y yo –––– susurra meloso –––– Nos conocemos lo suficientemente bien para saber que, al igual que yo, eres más que capaz de hacer cualquier tipo de apuesta con tal de divertirte. ¿O acaso... –––– dice casi jadeando y se acerca a mí. Por el amor de Dios, casi puedo sentir sus pulsaciones contra mi piel –––– ... Miento?
Su cercanía me pone tan nerviosa que no puedo pronunciar una frase con coherencia. Simplemente me dedico a pestañear como si de una carrera se tratase, a mil pestañeos por segundo.
¡Por el amor de Dios, Maggie! ¡Reacciona! ¡Contéstale! ¡Apártalo! ¡Bésalo! Quiero decir... ¡No! ¡¡¡Ni se te ocurra hacer eso!!!
- Mag –––– sujeta mi mano con sumo cuidado, la acaricia con la yema de uno de sus dedos y la entrelaza con la suya.
Mis ojos se abren como platos. Entreabro la boca y balbuceo.
¡¡¡Nada de contacto, Maggie!!!
Me desato de entre sus manos al cabo de unos segundos. No... No puedo concentrarme así.
- Mag... –––– vuelve a pronunciar mi nombre, pero esta vez suena diferente. Suena como si lo saboreara con suma exquisitez. Y sin darme cuenta empequeñezco por segundos. Vuelve a cogerme las manos y las presiona contra su pecho –––– Sé perfectamente lo que os traéis en manos Briggit y tú –––– Oh, Dios, necesito algo de aire, no puedo respirar –––– Sólo vosotras podríais hacer una apuesta tan deslumbrante.
Me mira fijamente, como si hubieran pasado años desde la última vez que le dejaba mirarme de esa manera tan penetrante... Tan íntima. Y por un momento, más bien una eternidad, nos mantenemos así, mirándonos inquietantes el uno al otro.
Siento una corriente que abruma mi cuerpo cuando su cuerpo tenso roza el mío. Cada uno de sus músculos me ansían, y en alguna profunda parte de mi ser, creo... Creo que probablemente los míos también a él.
- Enamorar a un chico en veinte días y después destrozarle el corazón. Mmm...
Cuando tuerce su boca y por tercera vez pasa los dedos lentamente por su barba siento como mis entrañas se encogen de placer.
- Eres la mujer más cínica, cruel y despiadada que jamás he conocido, Maggie, y eso me parece sumamente sexy.
Retrocedo unos centímetros. Necesito mi espacio para poder defenderme, para poder pensar aunque sea. ¡Que me ha llamado cínica, cruel y despiadada, joder, tengo al menos que responder a eso!
- ¿Puedo... –––– me aclaro la garganta en un intento de coger todas las fuerzas posibles y poder callarle la estúpida, aunque bonita, boca a Zayn –––– ¿Puedo responderte ya o vas a seguir sacando tus propias conclusiones?
- Adelante.
- ¿Has escuchado alguna vez el dicho "el ladrón se cree que todos son de su condición"? –––– le empujo con mi mano hacia atrás y por fin tengo suficiente espacio como para poder aclarar mis ideas –––– Pues este es un claro ejemplo de este dicho. Porque el que tú planearas con Harry enamorarme en veinte días y después mandarme a la mierda no quiere decir que yo hiciera lo mismo con Briggit.
- Mag... –––– me suplica meloso –––– Vamos... Admítelo.
- ¡No tengo porque admitir nada que no sea cierto, Zayn!
Me aparto unos centímetros y me dispongo a irme. Nuestra conversación ha acabado.
Gracias a Dios mis sentimientos por él se desvanecen como aparecieron: instantáneamente.
- ¿Sientes algo por él, Mag?
Doy media vuelta y lo miro con expresión fría. ¿De verdad piensa que puedo ser tan insensible?
Zayn se acerca a mí y, no sé por qué, no reacciono ante este gesto. Entrelaza su mano con la mía. Acaricia mis dedos con suavidad y tira de mí hasta tener su piel contra la mía.
- Zayn, no creo que deba.
Bajo mi vista de inmediato, porque sé que esos bonitos ojos marrones son capaces de que pierda el sentido y haga cosas de las que luego posiblemente me pueda arrepentir.
Trago saliva e intento con muy pocas ganas apartarme de él, porque siendo realistas, mis ganas de estar en otro lugar con cualquier otra persona son... Inexistentes.
- ¿Es algo más que una gran atracción sexual, Mag?
- ¡Sí! –––– respondo segura y algo ofendida. Harry me gusta, creo que estoy empezando a quererlo, por lo que obviamante quiero apostar por esta relación, quiero... Dios, quiero besar a Zayn, necesito sentirlo contra mis labios. ¡Pero qué estoy diciendo! –––– Bueno... –––– ¿bueno? Mag déjale claro que quieres a Harry, o simplemente vete de ahí antes de que cometas alguna estupidez –––– Zayn, no sé a donde pretendes llegar con todo esto... Y no estoy dispuesta a averiguarlo –––– hago un gesto con la mano e intento inútilmente escabullirme de él.
Ante mi indecisión su sonrisa se amplía visiblemente. Agarra mi cadera y con un impulso me vuelve a acercar a él.
Mis sentimientos son una bomba de relojería a punto de estallar.
- Quiero descubrir el motivo de la apuesta –––– murmura en mi oído y yo cierro los ojos ante la cercanía de su boca.
Mis piernas flaquean por unos segundos, mientras su mano juguetea por mi espalda. Dios...
- Zayn... Ya te he dicho que no hay apuesta.
- Mag. Soy yo. Cuéntame. El. Motivo. De. La. Apuesta –––– pronuncia cada palabra pausadamente. Recalcando cada una de ellas.
Desisto. Por más que intente negarlo, mentirle me resulta imposible y sumamente exasperante.
- ¿Acaso tiene que haber un motivo para hacer una apuesta?
Sonríe satisfecho y victorioso. Tiene lo que quería, una indirecta que podría perfectamente afirmar aquello que me estaba reclamando, de una manera incansable, que afirmara.
Acaricia con suavidad uno de los mechones de mi oscuro cabello. Lo enreda entre sus dedos y juguetea con él, sin parar de mirarme a los labios.
- Tú y yo sabemos que puede no haberlos, Mag. Pero, vamos. Nosotros no perdemos el tiempo en una apuesta sino hay una motivo oculto o algún benificio de por medio. Así que dime Maggie, cuál es la razón por la que planeastéis destripar el corazón a mi amigo Harry –––– niego con mi cabeza. Mi intención no era esa... Yo no sabía que eran amigos.
Pasa su dedo índice por mi labio inferior y sonríe. El intenso nudo en mi barriga aumenta gigantescamente. Es tan abrumador que los poros de mi piel no dejan de supurar.
- Mag...
Se inclina para besar mi cuello. Pero no lo hace. Roza cuidadosamente su nariz contra mi muy sensible piel.
- Dime –––– digo ahogando un gemido.
- ¿Soy yo la razón de tu malévola, aunque ingeniosa apuesta?
¿Era él el motivo de mi apuesta? Aunque, sin duda, desearía que no fuera así, en el fondo más profundo de mi ser sabía que la respuesta de esa pregunta era afirmativa.
- No... –––– susurro entre jadeos, mientras trato de respirar con normalidad.
Humedece sus jugosos labios y su mirada ardiente me desnuda por completo.
Vuelve a inclinarse detrás de mi oreja y gimo casi insonoramente. Me muerdo el labio con fuerza para intentar frenar mis impulsos. Esto no está bien...
Mierda. Un suave contacto arropa mi piel de nuevo. Su nariz juguetea de un lado para el otro de mi cuello. No puedo más, voy a explotar.
Pasa con delicadeza su otra mano por mi espalda, quedando así rodeada por sus cautelosas y firmes manos y siento todo su cuerpo sobre el mío, todo su ser está perfectamente colocado en mí, como si fuéramos dos piezas de puzzles hechas para ser unidas.
Zayn sonríe contra mi cuello. Mi piel cada vez es más sensible al contacto con la suya. No debería dejarme llevar pero es tan... Placentero.
Por fin deposita unos embriagadores besos sobre mi cuello y gimo casi sin aliento. Mis piernas flaquean por unos segundos y aunque intente recomponerme ya es demasiado tarde. Soy suya. No hay vuelta atrás.
- Querías captar mi atención, Maggie. Recuperarme...
Ni siquiera hago caso a sus palabras, mi mente está demasiado absorta en el contacto de su piel contra la mía como para ser coherente y escuchar.
- Pues aquí me tienes.
Eleva su rostro hacia mis labios, mientras me observa con claras intenciones de besarme.
- Soy tuyo, Mag. Siempre lo he sido.
Y esa llama que había estado apagada durante tanto tiempo, inesperada e inexplicablemente,... Vuelve a cobrar vida.
Despierto sin sentir ninguna parte de mi cuerpo. Posiblemente es la morfina.
Aún sigo sin poder moverme o expresarme de alguna manera y, para animar la situación mis últimos recuerdos son confusos.
¿Qué demonios pasó con Zayn? ¿Nos besamos? ¡Dios! ¡Estoy completamente en blanco!
¿¡Podría mi mente al menos pronunciarse al respecto y contestar a esa simple pregunta!?
- Tu turno ha terminado hace como dos horas, Harry. Vamos, vete a dormir. Llevas todo el maldito día encerrado aquí dentro.
- Estoy bien, Jake.
- Si se levanta serás el primero en verla, lo prometo, pero ahora necesitas descansar. No has dormido desde el accidente y no creo que sea...
- Estoy bien, joder.
Nunca había escuchado a Harry tan arisco.
Puede que el motivo de nuestra discusión fuera Zayn. ¿Puede? Joder, claro que fue por Zayn. Debe sentirse el tío más estúpido del mundo esperando por una chica que ni siquiera sabe lo que quiere.
- Harry...
- No puedo irme, Jake. Necesito estar aquí cuando se levante, necesito hablar con ella, decirle que si que le voy a dar ese tiempo –––– ¿le he pedido tiempo a Harry? ¿Entonces lo besé? ¡Dios! ¡Dios! ¡Dios! –––– Jake... No me puedo quitar de la cabeza la forma en la que me miraba suplicándome que la perdonara y que la entendiera. Ni siquiera le dejé explicarse, la eché, le dije que se marchara sabiendo que había una tormenta. Sabía perfectamente que no podía coger el coche en esas circunstancias y aún así... Dios.
- Tus motivos para echarla posiblemente en ese momento eran razonables. Simplemente te sentiste saturado con tanta información y necesitabas espacio, tiempo... No sé. Verla merodeando por mi casa no creo que hubiese sido bueno para ninguno.
- Jake, no me perdonará nunca lo que le he hecho. Esto es culpa mía. Tenía que haberla escuchado, ¡y no lo hice! Y ahora puede... Puede que incluso nunca despierte sabes, joder.
Oh, dios, no, Harry... Cariño... Estoy aquí. No es culpa tuya. Dios. Mi corazón. Me duele.
Las ganas de llorar son incontrolables. Pero mi cuerpo sigue sin reaccionar por lo que todo el sufrimiento es puramente mental.
¡Todo esto es culpa mía! ¡Soy la responsable de esto, Harry! Necesito gritárselo, pedirle perdón, besarlo, abrazarlo, tocarlo... Dios, que alguien me ayude a salir de esta situación. Por favor.
- Harry, no es culpa tuya. Ella nunca te echaría la culpa. Además, ella fue la que inició esta pelea, a quién se le ocurre apostar algo así, es ilógico.
- Por favor, Jake, no es el momento de culpabilizarla por lo que hizo.
- ¿Intentas defenderla?
- ¡Yo hice la misma apuesta! ¿Lo entiendes? La eché por haber hecho exactamente lo mismo que yo ¿¡Cómo cojones fui tan hipócrita!? No merezco que me perdone por lo que le he causado, Jake.
- ¿Y lo de Zayn? ¿Eso también fue por tu culpa, Harry? ¿Fue tu culpa que ella se lanzara a los brazos de Zayn mientras tú preparabas otra sorpresa para ella?
Mierda.
- Zayn... Yo...
- Maggie, por favor... –––– me suplica sin dejar de mirar a mis labios –––– Por favor.
Que Dios me perdone por lo que voy a hacer, pero sino lo hago no me podré aclarar nunca.
Se lanza apasionadamente hacia mis labios y yo le respondo de forma instintiva. Su lengua roza suave la mía, mientras sus brazos agarran con firmeza mis piernas, alzándolas de forma que pueda rodear con ellas su cintura.
Sus labios exigentes me deboran.
Camina varios pasos hasta tener mi espalda apoyada en la fría pared. Gimo ante el frío contacto de mi piel con ésta.
Sus comisuras rozan mi cuello y depositan en él besos interminables.
Agarro su oscuro cabello y tiro de él. Lo beso y él me devuelve el beso con brusquedad. Me tira del labio con sus dientes y sonríe de forma lasciva.
- Echaba de menos esto –––– susurra entre jadeos.
- Sh...
Lo deseo de una manera descomunal.
¿Llegamos Zayn y yo a...? No. ¿O si? Dios mío. Maldito dolor de cabeza, malditos recuerdos distorsionados.
Está claro que la tensión sexual entre ambos era... Palpable. Pero de ahí a que yo... ¡No! ¡Basta! Yo nunca le haría algo así a Harry por muchas ganas que tuviera.
Nos besamos y yo fui corriendo a decírselo a Harry, ¿no?