Capítulo diez.
ANTERIORMENTE.
Resoplo, hazme caso, por favor.
Esta chica es imposible. Doy media vuelta y abro la puerta del coche.
- Harry... Espera, por favor.
Capítulo nuevo.
- Por favor...
Su voz desgarra mi corazón y lo rompe en mil pedazos. Por Dios Maggie... ¿Qué te ha pasado?
El cabello le cae suavemente por la cara, escondiendo un rostro roto y desganado completamente lleno de lágrimas de un color negrizo, debido al maquillaje que lleva puesto.
Oh... Maggie.
Los efectos del alcohol desaparecen en cuestión de milésimas de segundos cuando la veo así. Tan débil, tan frágil, tan indefensa.
Me acerco a ella con la máxima rapidez y cuidado, y la rodeo con mi brazos. La envuelvo con un tierno abrazo y dejo que ahí llore lo que quiera, porque sé que ahora, conmigo, está asalvo de cualquier problema.
Maggie solloza, suspira... Sus llantos me están destrozando.
Si pudiera hacer cualquier cosa para parar aquel llanto demoledor lo haría sin dudarlo tan siquiera un instante.
- Pequeña, por favor, no llores.
La abrazo con más fuerza. Hundo mi nariz en su cabello, e inhalo el dulce aroma que desprende. Huele exquisitamente bien.
- Lo... Lo... Siento –––– dice en un sollozo.
- Ya está. Estoy aquí, sh... Sh...
Ahora mismo me siento el tío más cretino, gilipollas y egoísta del planeta.
Hasta hace apenas unos segundos estaba muy enfurecido con ella, quería cantarle las cuarentas, pedirle explicaciones por sus actos, quería verla rogar por mi perdón, verla sufrir de la manera que había estado yo sufriendo en ese restaurante... Solo por no haber podido asistir a nuestra cita. ¿Pero quién soy yo para ponerme de esta manera? Ni siquiera le había dado el beneficio de la duda.
Pero ya estoy aquí, junto a ella, y eso es lo único que me importa ahora mismo. Quiero abrazarla, protegerla y rodearla de besos hasta que se sienta mejor.
Poso mi vista sobre ella, es tan sumamente hermosa, incluso así.
Le acaricio suavemente su delicado y precioso rostro, como si fuera una figura de cristal. Por favor, Maggie, para de llorar.
Pero no lo hace. ¿Qué coño ha pasado aquí? ¿por qué tanta angustia y tristeza? Vuelvo a observarla.
No puedo, el nudo que tengo ahora mismo en la garganta va a estallar. Y no quiero llorar delante de ella aunque tenga unas inmensas ganas. No debo hacerlo, no sería correcto.
Ella hunde su nariz en mi pecho, y me agarra con fuerza. Está temblando.
Sin dudarlo dos veces me quito la chaqueta y se la pongo por encima, y vuelvo a rodearla con mis brazos. Dándole todo mi calor.
Dios, esto es demasiado para mí.
Maggie consigue mirarme a los ojos, y siento como si mi mundo se destrozara en mil pedazos. Sus ojos... Esa tristeza. ¿Dónde ha quedado la alegría y el brillo que tanto le caracterizaban?
Verla así me hace replantearme una cosa. Una cosa que dentro de unas dos semanas tendría que suceder. Yo no quiero hacerle daño, yo no quiero hacerle sufrir, no quiero verla así nunca más en la vida, por ello el trato de Zayn queda totalmente nulo.
No solo quiero enamorarla, quiero tenerla a mi lado todos los días de mi vida para protegerla de todas aquellas personas que quieran herirla.
- Harry... Muchas gracias.
- ¿Gracias? Oh, no Maggie. Por favor.
Beso su frente dulcemente. Y ella expone una pequeña sonrisilla que hace que mi corazón de un vuelvo de trescientos sesenta grados.
Maggie, eres tan adorable.
- Venga, entremos.
Narrado por Maggie.
- Toma, aquí tienes.
- Gracias –––– susurro con hilo de voz casi inaudible. Dios, ¿dónde se ha quedado mi voz?
Bebo un poco de té que me ha preparado Harry. Está calentito y exquisito... Seguramente mi sucio subconsciente habría dicho alguna frase obsena tipo "tú también lo estás Harry", pero no hoy. Estoy muerta, derrotada tanto físicamente como mentalmente.
Sigo temblando, aunque realmente no tenga tanto frío. Bueno... Miento, sí que lo tengo. No siento mis pies, y mis manos están a menos veinte grados centígrados. Sí, lo sé, suena exagerado, pero si alguien estuviera ahora mismo en mi lugar diría exactamente lo mismo.
Miro de reojo a Harry. Está precioso. El nudo de mi garganta crece. Tenía que haberle avisado, lo habrá tenido que pasar fatal...
De repente su mirada se encuentra con la mía y yo tímidamente la aparto e instantáneamente miro a mi té. Pego otro sorbo, por Dios está hirviendo.
- ¿No crees que vamos un poco rápido? –––– le miro con tímidez y me sonrojo –––– Esta es nuestra no-primera cita y ya me traes a tu casa.
Sonrío o por lo menos lo intento.
- Lo siento.
- ¿Por qué, Maggie?
- Por... Por no avisarte, yo... Es que yo...
No quiero llorar, no quiero llorar, no por favor. Pero me es imposible y cedo. Las lágrimas caen unas tras otras por mi sonrojado rostro.
Harry se acerca preocupado a mí, me rodea con sus brazos y yo hundo mi cabeza en su pecho. Me siento tan... Bien. Es una sensación que nunca antes había experimentado, y debo decir que me encanta.
Con mucho cuidado limpia todas y cada una de las lágrimas que se encuentran en mis mejillas, luego besa con dulzura mi frente, y yo me derrito ante ese gesto. Es tan sumamente tierno.
Con las pocas fuerzas que me quedan giro mi rostro en busca del suyo. Le miro, me mira, nos miramos.
Me acerco a sus labios con cuidado, y lentamente posa sus manos alrededor de mi cara. Su nariz choca con la mía, y yo me estremezco, humedezco mis labios y cierro los ojos con fuerza. Oh... Harry, no sabes cuanto necesitaba esto.
La yema de su dedo roza mi labio inferior. Siento su entrecortada respiración. Y los pelos se me ponen de punta.
Sus comisuras rozan suavemente las mías, una y otra vez. Solo por encima. Presiono más mis labios contra los suyos y ahí, justo en ese momento, introduce su lengua. Oh, Dios, cuanta perfección junta.
Su lengua envuelve todos los rincones de mi boca con suma ternura. Es... Tan... Abrumador y sensual.
Poco a poco sus estremecedores labios se separan de los míos. No quiero, no, jo... Por favor.
- No sabes cuantas ganas tenía de... De hacer esto.
- ¿Esto? –––– murmuro.
- Sí, besarte... Tocarte, sentirte cerca de mí.
Observo su mirada limpia y sincera puesta sobre mí. Sus ojos verdes me hipnotizan de una manera que todavía no llego a comprender del todo.
¿Había dicho ya que esta noche está impresionante? Porque lo está. La camisa blanca de botones es sexy, muy sexy y le queda realmente bien. Sino fuera porque físicamente no me encuentro bien se la quitaría sin pensarlo dos veces. Rompería los botones de uno en uno hasta liberar ese exuberante torso, y después lo besaría hasta que mis labios se desgastaran.
Subo mi vista y veo como su pelo, una vez más, le cae por la frente. Rizado, castaño y sensual. Me encantaría revolverle el cabello.
Sonrío al imaginarlo.
- ¿Qué?
- ¿Qué de qué?
- No es que no me guste verle sonreír, pero esta vez no entiendo el por qué de enternecedora sonrisa, señorita Maggie.
Oh, madre, mía. Cuando pone esa voz se me erizan todos los pelos de mi cuerpo.
- ¿Le hago gracia?
- Mucha.
- Me alegra saberlo.
Vuelvo a sonreír y me acurruco en su pecho.
- Maggie... Me gustaría que me explicases que ha pasado.
Suspiro y agacho mi rostro. Todo es tan confuso y doloroso.
- Mi padre...
Maggie tranquilízate, por favor. Intenta respirar con normalidad.
- Mi padre está enfermo –––– murmuro casi sollozando –––– Sus tratamientos han sido tan caros... Y... Dios...
Los brazos de Harry me envuelven en un abrazo. Gracias, gracias y más gracias, lo necesitaba.
- No funcionan, no han servido para nada –––– susurro, mientras Harry limpia mis lágrimas –––– Lo hemos intentado todo, todo lo que estaba entre mis manos. Pero yo... Yo no podía costearme tantos medicamentos. Es culpa mía. Tenía que haberme esforzado más. Tenía que haber buscado otro trabajo...
- Maggie, no es culpa tuya. Ya verás como salimos de esta.
"¿Salimos?" ha dicho lo que creo que ha dicho. Por un momento poso mi vista sobre la suya.
- Harry yo te agradezco tu ayuda pero... No estoy preparada para salir con nadie ahora mismo. Casi no puedo cuidar de mí misma, no podré... No podré con esto.
- Maggie, juntos podríamos... –––– le interrumpo.
- No, Harry. No.
Me separo unos centímetros, pero al instante su mano me acerca a él.
- Si podemos –––– su profunda mirada penetra en la mía y me intimida –––– Quiero ayudarte, apoyarte en todo esto y estar a tu lado todo el tiempo que necesites –––– entrelaza mi mano con la suya y yo poco a poco cedo y me acerco a él aún más –––– Deja que te demuestre que soy diferente a todos esos chicos de por ahí… Deja mostrarte que valgo la pena.
- Harry yo… Yo… –––– sus ojos no se apartan de los míos y las palabras no salen de mi boca. No sé que me está pasando.
- Dame una oportunidad.
- Con una condición –––– consigo susurrar casi entre lágrimas. Él asiente –––– No hagas que me arrepienta de lo que estoy haciendo. Por favor… No me falles.
Zayn, Zayn, Zayn, Zayn, Zayn ¡por favor no estropees este momento! No puedo parar de pensar en su trato, en el daño que me puede causar todo esto, en mi padre, en mis problemas, en esta situación, es todo tan abrumador.
Siento como el corazón me va a mil por hora, como mi cabeza da un millón de vueltas y como poco a poco mi vista se nubla.
- ¿Harry? ¿Ha… –––– sus labios, solo veo sus labios y unas milésimas de segundos después todo se convierte en negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario