Capítulo trece.
ANTERIORMENTE.
- ¿Por qué?
- Porque creo que si todos son como Zayn no quiero saber nada de ellos.
Silencio. Eso era lo que abordaba nuestra mesa. El más incómodo de los silencios.
Capítulo nuevo.
Narrado por Harry.
Mis ojos se abren como platos al escuchar aquella frase pronunciada por sus labios, y siento como si me faltara oxígeno en los pulmones, como si cada parte de mi cuerpo se hubiera muerto por unos míseros instantes.
Un nudo lleno de nervios, mentiras e inseguridades recorre mi garganta, hasta llegar a mi estómago. Si Maggie supiera todo lo que he estado tramando durante todo este tiempo con Zayn nunca me lo perdonaría, estoy seguro de ello.
Un día antes de la noche en que Maggie y yo nos conocimos.
- Tío, pasará de tu culo.
- Niall... –––– susurro con una sonrisa de oreja a oreja –––– ¿No hueles un poco de envidia por aquí?
Ambos nos reímos mientras Zayn resopla indignado.
- ¿¡Envidia!? –––– grita agarrándose de los pelos. Que espectáculo más enriquecedor para mis ojos –––– ¿De qué? ¡Yo ya he estado con ella! Y no es nada del otro mundo... Perrie le da mil vueltas.
- Claro... Lo que tú digas, pero mañana será mía. Es más –––– me levanto del sillón, todavía sonriente –––– Te voy a contar lo que va a pasar.
Él me mira algo enfadado, y esto me permite saber que, aunque sea un poco, esa chica le sigue atrayendo.
Niall, por su parte, sonríe mientras se come el último trozo de pollo que hay sobre su plato.
- Entraré en el bar, me quitaré mi chaqueta negra, y ella se fijará directamente en mí. Dejará todo lo que esté haciendo por prestarme atención, hará todo lo posible porque yo le haga caso, e incluso se acercará más a mí, para intentar distraerme con su perfume de vainilla. Pero no lo haré. Ella suspirará, apartará al tío con el que esté y se volverá hacia mí –––– miro directamente a los ojos de Zayn, que brillan oscuros e inquietantes –––– Y obviamente no le haré caso. Jugará un poco con su pelo, hasta que se dé cuenta de que eso no está funcionando. Entonces, hará cualquier broma, o dirá algún estúpido comentario para establecer una conversación, y ahí, justo en ese momento, cuando yo le mire a los ojos, se le caerán las bragas.
- ¡Styles! –––– grita Niall, y seguidamente me tira un cojín que logro esquivar –––– No se puede ser más impresentable.
Mi risa va en aumento, retumba por todos los rincones de la habitación. Al cabo de unos segundos ellos también se ríen, mientras niegan con sus cabezas. Estoy casi seguro que, aunque fuera en el fondo, mis comentarios les han echo gracia.
- ¿Vas a continuar con tu alucinante historia, o ya te diste cuenta de que eso nunca pasará, y que lo único que habrá entre ella y tú será una sonrisa forzada al ver lo pesado que puedes resultar a veces, Styles?
- Zayn. Los celos en un tío son horribles.
Le toco el hombro, y sigo riéndome.
- ¿Qué harás cuando supuestamente consigas ligártela?
- ¿Qué haré? –––– pregunto, sin tener ninguna respuesta para su pregunta, y hago un mohín.
- ¿Irás en serio con ella o...
- No... No lo sé.
- Porque yo tengo una idea.
Alzo mis cejas y me río aún más fuerte.
- ¡Oh, Dios mío! ¡Zayn ha tenido una idea!
Zayn intenta pegarme un puñetazo en el hombro, pero lo puedo esquivar con facilidad. Al ver la cara que se le queda me río más. No sé que me pasa hoy que no puedo parar de reírme.
Él me persigue por toda la habitación, intentando pegarme, pero soy mucho más rápido que él.
Niall mira la escena sonriente y, sin decirnos nada, se marcha de la sala. Creo que va en busca de más comida, pero antes de que pueda pensar algo más Zayn me atrapa con sus fuertes manos y me tira contra el sillón.
- Debería pegarte, pero con esa cara de niño pijo me es imposible –––– murmura, y se quita de encima –––– Podríamos hacer un trato.
- ¿Qué clase de trato?
- Un tipo de... Apuesta.
Le miro interesado, sabe perfectamente que quiero saber más acerca de su idea, y por ello dejo que siga hablando.
- Si tú ganas te compraré el coche que quieras, si por el contrario, gano yo... Te vestirás de conejito y saldrás así en un concierto.
- Es la apuesta más ridícula que he oído en mi vida –––– en un segundo noto un impacto sobre mi hombro, me ha pegado.
- Solo tendrías que conseguir que se enamorara de ti en 20 días.
- ¿20 días? Eso está chupado. Es como quitarle un caramelo a un niño.
- Pero tú no te puedes enamorar.
- No lo haré, Zayn. Estate tranquilo.
- Y tendrás que dejarla a los veinte días, ni uno más, ni uno menos.
- Que sí, no seas pesado.
- Y no puedes echarte atrás.
- ¡Que no, joder!
Me levanto del sillón, y me coloco los pantalones. Ahora que están en su sitio miro a mi amigo y sonrío.
- ¿Trato hecho?
- Trato hecho.
Y con un choque de manos sellamos nuestro trato.
Estoy tan nervioso que no puedo ni mirarle a la cara, agacho mi rostro queriendo que, ahora mismo, la tierra me tragase y tomo un trago de mi copa.
Ella me mira y sus cristalinos ojos marrones se clavan en los míos, como si esperase que dijera algo, pero no puedo hacerlo. Y cuando lo intento solo consigo balbucear estupideces. El vocabulario se ha borrado de mi cabeza, no puedo conjugar ni una puta frase en condiciones.
Vuelvo a mirarla, y siento la necesidad explicarle todo. Sí, necesito contárselo, quitarme este gran peso de encima. Pero no puedo y no sé realmente por qué. ¿Palabras por qué no salís de una jodida vez de mi boca?
¡Harry, céntrate joder!
Maggie vuelve a clavar su mirada en la mía, sus desgarradores ojos me están destrozando el alma. Lo juro. Intento apartar mi mirada de la suya estoy sumamente avergonzado. Y de pronto me doy cuenta de una cosa, ella está... Está apunto de llorar.
- Discúlpame. Yo... No... No quería decir eso –––– murmura con un hilo de voz, y agacha su rostro nerviosa –––– No quería nombrártelo. Porque sé perfectamente que estáis en el mismo grupo, que sois como hermanos... No quería. De verdad.
- Maggie... –––– susurro y, ella niega con su rostro una y otra vez.
Revuelvo mi cabello sin saber que hacer, intentando saber cómo actuar ante esta situación.
- Maggie, tengo que contarte algo...
- Necesito... Yo...
Se disculpa con la mano, mientras se levanta de la mesa. Camina rápida y decidida en dirección a la salida, sin volver su vista atrás ni por un segundo.
Confuso, decido perseguirla. ¿A dónde se supone que va? Maggie, no te vayas por favor.
- ¡Maggie! –––– grito en un vano intento de llamar su atención.
De pronto, siento como todas y cada una de las personas del restaurante posan su vista sobre mí. Pero me da completamente igual, solo quiero que Maggie me explique qué ha pasado, por qué se ha comportado así, ¿acaso sigue sintiendo algo por Zayn?
En cuestión de unas milésimas de segundos desaparece de mi vista. ¿Dónde coño está?
Corro hacia la salida, abro la puerta de un golpe, y nada. Ni rastro.
- ¿Maggie? –––– grito desesperado.
Pero no obtengo ninguna respuesta.
Unas horas más tarde me hallo en el sillón de mi casa, cansado, desganado e inexplicablemente deprimido.
Me levanto con vagueza y rebusco entre los cajones, no recuerdo dónde he dejado el jodido móvil.
Y de repente me acuerdo, de nuevo, de ella. Maggie, es una chica tan sumamente complicada. De veras, nunca en mi vida he conocido a alguien tan... Intensa.
- Aquí estás... –––– susurro.
Reviso mis llamadas, mis mensajes, mis Whatsapps, todo, absolutamente todo, pero ella no ha querido contactar conmigo, y creo que está en todo su derecho. Pero yo no voy a ceder.
Estoy cansando. Necesito dormir. Y por ello voy en dirección a mi cama. Presiento que me van a esperar unos días bastante largos.
Narrado por Maggie.
Tomo un último sorbo del café recién hecho, huele exquisitamente bien, y su sabor es sensacional. Pero por el amor de Dios, ¿qué demonios hago hablando de café si lo que realmente me importa es que está haciendo Harry ahora mismo? ¿Qué coño habrá pensado de mí al verme ir así?
Miro mi móvil. No me ha llamado, ni un mensaje, ni siquiera un correo. Que confuso. Pensé que a estas alturas ya lo habríamos solucionado, pero se ve que no.
Entre el estado de salud de mi padre, mi estresante jefe y Harry voy a acabar en un siquiatra.
Tomo otro sorbo, y me muerdo, sin darme cuenta, el labio inferior. Quizás le deba varias explicaciones... Sí, por supuesto que se las debo. Pero él a mí también. ¿Por qué cuando nombré a Zayn no dijo nada? ¿Por qué no me contó lo que había estado planeando durante todo este tiempo con el impresentable de su amigo? ¿Seguirá todavía con la apuesta? ¿La habrá dejado? ¿Le gustaré de verdad?
Maggie, deja de pensar y actúa.
Marco su número y pulso la tecla verde de mi móvil. Sí, lo estoy llamando.
El primer pitido suena, el segundo, incluso el tercero... Que raro. No me ha cogido el teléfono.
Maggie.
Mensaje de texto.
10/12/12 19:35
"Creí que te debía disculpas por mi comportamiento, y quería aclarar las cosas, pero veo que no quieres saber nada. Pues ya está. Estoy cansada de tanto juego."
Y pulso la tecla enviar. Cuando lo hago en mi estómago se crea un nudo y pienso que es la peor decisión que me podido tomar jamás. Me he rebajado a un tío, estoy siendo... La antigua Maggie.
Dejo la taza de café a un lado, y me adentro en el baño. Miro mi figura reflejada en aquel espejo antiguo. En estos días he bajado unos cuantos kilos, y, aunque en otras ocasiones hubiese estado encantada por ello, me desagrada el hecho de estar más flaca.
Me miro fijamente, y decido que tengo que dejar el tema de Harry atrás, de una vez por todas, y seguir como estaba antes.
El viernes disfrutaré de una estupenda velada junto a otros tíos en el bar, oh, sí. Eso haré.
Tres días más tarde, estoy en dirección al bar. Mi bar preferido. Llevo una de las prendas más rompedoras que tengo, porque la ocasión lo merece. Esta noche tengo pensando divertirme a lo grande.
Abro la puerta con lentitud, y más de seis hombres posan su vista en mí. Vuelvo a tener el control de la situación, y eso me gusta.
Dejo mi chaqueta sobre el perchero, y permito que todos puedan ver mi deslumbrante vestuario. Llevo unos pantalones vaqueros ceñidos, una camisa azul turquesa que tiene un escote de vértigo y unos tacones que van a juego con ella.
Sonrío de oreja a oreja y me siento en la primera silla que pillo libre. Y... ¡bingo! Me invitan a una primera copa. Miro al hombre que me acompaña, no me gusta nada, pero no está mal para empezar la noche.
Un martini junto a Cody, un chupito con Josh, dos cócteles cortesía de Alessandro... Ya no llevo la cuenta ni de las copas que he bebido. Solo sé que estoy contenta, muy contenta y que estoy empezando a marearme.
Siento como abren la puerta del bar, el frío entra y me cala los huesos, pero eso no impide que me siga divirtiendo. Poso mi vista sobre el nuevo integrante del bar, es... No, no es... Bueno, pero... Tiene un gran parecido a...
Vuelvo mi vista hacia otro lado, y noto unos labios sobre mi cuello. Lo intento apartar, pero me resulta imposible.
- Déjame –––– murmuro con cara de asco, pero la imagen se ve más distorsionada de lo que creía.
- Vamos a mi casa.
Niego con la cabeza. E intento salir de aquella situación, pero aquel hombre de aspecto borroso, y un fuerte olor a alcohol me arrastra.
Mi pequeña sorpresa es poneros un adelanto del próximo capítulo. Espero que esto me sirva para que me perdonéis. Un besito a todas.
Adelanto del capítulo catorce.
Abro un ojo y ya es de día. Creo que llevo encima la resaca más gorda del mundo mundial.
Cierro el ojo, y vuelvo a acurrucarme en la almohada. Lo que me hace preguntarme, ¿cómo cojones he llegado aquí? y lo más interesante ¿por qué no me acuerdo de absolutamente nada?
Hago un repaso mental de lo sucedido, entre al bar, bebí unas copas, bebí más, volví a beber, y después estaba ese tío... El que no paraba de decirme que me fuera con él a su casa. Y de pronto abro los ojos como platos. Pero no hay nadie más sobre la cama, miro a mi alrededor y me cago en mí misma. Esta no es mi habitación, esta no es mi casa. ¿Dónde cojones estoy?
Mi respiración se vuelve entre cortada, miro mi cuerpo, y extrañamente no estoy desnuda, es más tengo una camisa (que aunque no sea mía, la llevo puesta) y unos pantalones de hacer deporte.
Suspiro nerviosa, y me restriego los ojos. Necesito estar lo suficientemente despierta como para enfrentarme a esto.
Pongo un pie sobre el suelo y al rato me empiezan a flaquear. Dios, por favor, que esto sea todo una horrible pesadilla, y me pueda despertar ya de ella.
Camino con lentitud por la habitación, y en una silla están todas mis cosas. Las cojo en silencio, y abro la puerta con sumo cuidado. Recorro el pasillo que me lleva hasta unas escaleras, ¿es de dos pisos? No lo pienso dos veces y comienzo a bajarlas, por suerte no hay nadie en la parte de abajo.
Corro con mis cosas hasta la puerta principal, no quiero saber quién es, ni cómo es, ni lo que hemos echo. Simplemente no quiero.
Abro la puerta, esperando poder salir y huir, pero para mi sorpresa, miles de flashes irrumpen en mi cara, y del mismo modo que salí de la casa, vuelvo a entrar. Cierro la puerta, y me apoyo en ella. ¿Qué está pasando?
- ¿Maggie?
No hay comentarios:
Publicar un comentario