lunes, 8 de julio de 2013

Capítulo siete.





Capítulo siete.
ANTERIORMENTE.
- Me estás mintiendo. Pero, ¿sabes qué? Me da igual porque solo quiero besarte, acariciarte y hacerte mía una y otra vez –––– suelta dejándome helada.

Capítulo nuevo.
Sonrío con malicia interiormente. Esto era lo que necesitaba para estar completamente segura de que podría realizar mi apuesta, saber que me desea.
Ahora empieza el verdadero juego. Oh, Styles, no sabes lo divertido que va a hacer esto.

- ¿No crees que has sido un poco grosero? –––– murmuro con seriedad, sin apartar mi mirada de la suya.

Por favor Maggie no te rías, por favor. Y por una vez, mi subconsciente me hace caso.

- Maggie, no lo sé. No sé si he sido un grosero, si he sido un maleducado, sino ha sido el momento... –––– se rasca la nuca nervioso.

Oh, sí, un punto a mi favor.
No tiene ni idea de que decirme ahora, se le ve tan inseguro y nervioso que pienso por un momento que este no es el mismo Harry que conocí hace unos días. Ese Harry nunca habría mostrado esta faceta de niño inocente.

La situación se está poniendo cada vez más interesante.
Sin querer, suelto una risita. No puedo evitarlo, es tan gracioso verlo así.

- ¿Le hace gracia, señorita Maggie? –––– murmura sonriente.
- Mucha, la verdad.
- ¿Y no tiene nada que decir al respeto? Acerca de mi comentario.
- Sí. Que es usted, sin duda alguna, una sorpresa en todos los aspectos y si, otra cosa...

Me acerco a él provocativa. Y veo como todos y cada uno de los músculos de su cuerpo se tensan al instante. Santo cielo, que excitante me está resultando esto.

- Yo también tengo ganas de que me haga suya una y otra vez –––– susurro de la manera más sensual que sé, en uno de sus oídos.

Me aparto con lentitud viendo como se estremece.
Sus ojos verdes, totalmente oscurecidos por mi embriagador comentario, penetran en los míos.
Traga saliva, e intenta respirar con normalidad, algo que no consigue hacer.
Para rematar mi jugada me humedezco el labio y me lo muerdo.
Harry se ha quedado sin aliento, y sigue tragando saliva abrumado por mi actitud.

- ¿Y bien?
- ¿Y... Bien... Qué? –––– tartamudea.
- ¿Nos vamos?

Asiente y yo sonrío victoriosa. Me encantaría saber que clase de pensamientos le están rondando por su cabeza, que clase de cosas quiere hacer conmigo... Es tan frustrante no poder saberlo, me encojo de hombros y me siento correctamente en mi asiento.

El camino se me hace bastante largo, y la tensión sexual que hay entre ambos es palpable, tanto que por un momento creo que va a parar el coche y hacerme el amor aquí mismo.

Harry para justo en frente de mi edificio. Respira hondo, se humedece sus carnosos labios y finalmente opta por mirarme. Sus ojos transmiten lujuria, deseo...; y para ser sinceros me encanta el Harry ansioso de placer, sobretodo por lo que tengo pensado hacerle ahora.

Salgo del coche con una sonrisa pícara.
Saco las llaves, y abro la puerta de mi portal, mientras Harry se acerca a mí. Me sitúo en frente de él, y durante apenas unos segundos nos miramos sin decir absolutamente nada. Yo levanto mis brazos, colocándolos sobre sus hombros con las manos sobre su rizado cabello, Dios hacía cuanto quería hundir mis dedos sobre su pelo. Y para finalizar le lanzo una mirada que grita "bésame".
Y así lo hace, primero me da un breve y tierno beso, mis comisuras rozan suave y lentamente las suyas, haciendo incluso que se me erice el cabello.
Mil y una sensaciones recorren mi cuerpo cuando su lengua se adentra en mi boca. Haciéndome sentir deseada, mucho más que antes.
Su lengua juguetona hace que me derrita. Intento apartarme, pero me es imposible, sus labios vuelven a buscar los míos y no me hago mucho de rogar. Yo lo pego más a mí, tiro de su cabello con suavidad, y él posa su mano sobre mi espalda. Ahogo mis deseos en un pequeño gemido.
Baja su mano con lentitud, llega a la cintura...
Le doy un último beso, muerdo su comisura inferior y me lo aparto de mí con las manos.
Oh, no, señorito ¿qué pensaba que le iba a dejar tocar mi culo así porque si? Pues no.

Sonrío con malicia, y lo observo. Está petrificado, quiere más, necesita más.

- Gracias por la copa –––– susurro en su oído con un hilo de voz.

Y seguidamente me adentro en el portal, dejándolo solo, con unas ganas tremendas de mí. ¡Chúpate esa, Styles!


"Br... Br... Br"
Abro un ojo cansada, y con un ligero dolor de cabeza debido a la resaca.
El reloj marca las once, y por un momento me sobresalto pensando que llego tarde a trabajar. Pero por suerte recuerdo que estamos a Domingo.

Vuelvo entonces a recostarme entre mis cálidas sábanas. Me estiro y bostezo somnolienta. Y de repente mi cara esboza una sonrisa muy impropia de mí, una sonrisa al recordar la encantadora noche de ayer.
Anoche... Anoche fue una noche tremendamente divertida. Recuerdo la cara que puso Harry al ver como me adentraba en mi portal, como fruncía el ceño, confuso, sin entender nada.
Pobrecito, estoy segura de que he herido ese estúpido orgullo masculino que tienen los hombres.

También tengo que decir que ha sido un momento inolvidable, sobretodo para Harry porque por lo que veo no ha parado de mandarme mensajes, ¿seguirá todavía con el tema de las mil razones por las que debería darle una cita o será por la confusa sensación que experimentó ayer? No lo sé, pero tampoco es que tenga muchas ganas de saberlo. Mi curiosidad puede esperar unas horitas más.

- ¿Maggie?

Briggit toca varias veces la puerta.

- Pasa.
- ¿Ves? ¡Te lo dije! –––– dice mientras me tira una revista encima de mi cama.

La cojo sin mucho interés. Y observo el artículo.

- He salido en una revista, uau... Soy famosa –––– murmuro sarcásticamente. Con sinceridad no me está haciendo mucha gracia esto de ser perseguida por paparazzi sin darme cuenta.

Sale una foto mía junto a Harry. Vamos de la mano, y por el atuendo que llevamos me supongo que la sacaron anoche mientras nos adentrábamos en e, bar.

- ¡No es solo eso! ¡Mira más abajo! –––– suelta eufórica –––– ¿Quién tenía razón? ¡Yo, ajá, ajá, ajá! –––– y añade un ridículo baile que hace que una risita me invada.

Vuelvo a echarle un ojo a lo que tengo entre las manos. Es real, es él... Es Zayn, y está junto a Harry y otros tres chicos más, bastante atractivos por cierto.

- Menos mal que me llamaste ayer, sino hubiese caído rendida en manos de ese cabrón –––– suspiro y recuerdo nuestra llamada.

*Anoche sobre las dos de la madrugada.*

- ¡Briggit!
- Maggie, tengo que decirte una cosa antes de que cometas ninguna locura.

Cojo mi abrigo negro y salgo del bar. Hace frío fuera, mucho frío, así que espero que se de prisa y me cuente lo que me tenga que contar ya.

- Sé que has estado pensando en dejar la apuesta, no me lo has dicho, lo sé, pero tenía el ligero presentimiento de que lo ibas a hacer. Creo que es justo que te enteres de cierta información antes de hacer nada. Ese tal Harry... Conoce a Zayn.

Se me hace un nudo en la garganta.

- Zayn... ¿Zayn?
- Sí. Me enteré hablando con Sam que están juntos en un grupo –––– sí, One Direction o algo así –––– Y sin duda le pregunté si sabía algo más. Y...
- ¡Briggit, deja de hacerte la interesante y dímelo ya!
- Maggie... Han echo una apuesta.
- ¿Una apuesta? ¿Qué clase de apuesta?

De pronto, un molesto malestar invade mi pecho.

- La misma que hemos echo nosotras.
- ¿Estás... Segura?
- Sí.
- Pues... Gracias, Brigg –––– murmuro con la voz algo ronca –––– Nos vemos luego, te quiero.
- Y yo, Maggie.

Cuelgo jurándome a mí misma que seguiré la apuesta hasta el final. Y que le haré daño, el mismo daño que él quería hacerme a mí con todo esto.



- ¿Y qué le has echo? Tu móvil no ha parado de sonar... –––– dice dejando a un lado mis pensamientos.

Le hago un breve resumen, y ella se queda pasmada sin poder creérselo. 

- ¿Cómo has podido ser tan zorra? –––– pregunta divertida. Su contagiosa risa retumba por toda la habitación –––– Pobre chico, me da algo de pena.
- A mí no. Después de saber lo de la apuesta voy a por todas y me da igual lo que pase –––– digo mientras me levanto de la cama. No quiero seguir esta conversación.
- ¿No vas a contestar a ninguna de sus llamadas?
- Por ahora no.

Rebusco en mi armario unos leggins negros, quiero ir a correr. Mi cuerpo necesita descargar la energía que no descargó anoche.

- Maggie... Tampoco te lo tomes tan a pecho. Tú tenías pensado hacerle lo mismo, ibas a cambiar de opinión ¿quién te dice que no le ha pasado lo mismo a él? 

Ignoro su comentario y sigo a lo mío.

- Acabaréis mal, enamorados el uno del otro, ya lo veréis.

Le lanzo una camisa, pero la logra esquivar y por fin sale de mi cuarto.
A correr se ha dicho, cojo mi iPod y pongo una canción a todo volumen. No quiero pensar, solo correr. O eso pretendo.


Después de una larga y agotadora carrera por fin estoy en frente de mi casa. Un hormigueo recorre mi estómago al recordar lo que pasó ayer en este mismo lugar, ese beso... Dios, ha sido uno de los mejores besos que me han dado jamás. Pero ahora ya da igual.

Saco las llaves pensando en lo que voy a hacer ahora, me pegaré una buena ducha, me tomaré un café y me comeré un par de magdalenas, de esas que tienen chocolate por dentro fundido, oh, sí, que exquisitez. Se me hace la boca agua nada más pensarlo.

- Señorita Maggie... Tenemos que hablar.

Oh, no.


    1 comentario:

    1. En serio, me encanta tu novela, empecé a leerla ayer y estoy completamente enganchada.

      ResponderEliminar